Fibromialgia: cómo es vivir con la enfermedad del dolor
"Me levanto de la
cama como si me hubieran golpeado".
Así es como se siente
Imelda Elizondo casi todos los días desde hace diez años.
En la mañana amanecía como que me habían golpeadoImelda
Elizondo
"Uno de los
primeros síntomas es que no podía dormir. En la mañana amanecía como que me
habían golpeado", me dice Imelda que ahora tiene 68 años y vive en
Monterrey, México.
"El dolor afecta
a lugares muy específicos. En la parte superior de las piernas, el cuello, y
los codos hasta los omóplatos. También tienes dolor en las manos, es como que
se te inflaman las venas".
"No se que tengo.
Me siento muy mal. Cada vez estoy peor", les decía a los médicos que le
daban pastillas para el dolor pero no encontraban la causa de este.
"Probé la
acupuntura, imanes, homeopatía y todas esas cosas. Probé con un quiropráctico.
Hasta que un cardiólogo que trataba a mi marido me dijo que pensaba que podría
ser fibromialgia".
"Yo jamás había
oído esa palabra. Y me recomendó ver a un reumatólogo".
Deprimida
Después de rellenar
varios cuestionarios, la reumatóloga confirmó a Imelda que tenía fibromialgia,
un trastorno del que se desconocen las causas y que provoca dolores musculares
y fatiga.
Lo primero que hizo el
médico cuando le dió el diagnóstico a Imelda fue recetarle pastillas
antidepresivas.
¿Estabas deprimida?,
le pregunto.
"Pues sí, porque
era horrible. No podía hacer apenas nada. Después de lo activa que yo era… Con
ese dolor todo el día".
"Llegaba del
colegio de trabajar y no quería ver a nadie. Llegaba hasta de mal humor. Lo
único que quería era comer y acostarme".
"Antes de tener
la fibromialgia era una persona muy activa, siempre estaba haciendo cosas.
Después ya no podía hacer nada. La enfermedad cambió mi vida".
"Lo que más me ha
afectado es a las relaciones con todo el mundo. Antes cuando bajaba del carro
al llegar a casa me encantaba encontrarme con vecinas para platicar. Ahora lo
que quiero es meterme a casa y no ver a nadie. Cuando me hablan mis amigas para
juntarnos a tomar un café no sabes lo que me cuesta. Voy porque mi marido
Martín me insiste".
"Te cambia mucho
el carácter. Muchas veces tengo ganas de llorar. Es como vivir en una pesadilla
que no tiene fin. No tienes ni fuerzas ni ganas. Nada. Mi marido ve como sufro
y batallo y me comprende. Y mi hijo, como es médico también entiende como me
siento".
"Ahora tomo una
medicación específica para la fibromialgia. Y la situación ha mejorado un poco.
Hay días que amanezco bien. Cuando digo bien, no quiere decir que no tenga
dolores. Yo los llamo dolorcitos a los que ya me he acostumbrado".
El
problema está en el cerebro
Algunas personas con
fibromialgia se desesperan porque todavía hay algunos médicos que no la
consideran una verdadera enfermedad médica.
Es más, con frecuencia
los mismos familiares acaban dudando de la veracidad de las molestias ya que
los resultados de las prueban son normales.
En muchos casos los
médicos refieren al paciente a un psiquiatra.
No fue hasta 1992 que
la OMS reconoció la fibromialgia como una enfermedad reumática.
Es muy típico que
antes de que se llegue al diagnóstico definitivo se haya acudido a diferentes
médicos de diversas especialidades (digestivo, corazón, psiquiatría...).
Hoy en día la
fibriomalgia se diagnostica en base a los criterios descritos en 1990 por el
Colegio Americano de Reumatología, criterios que en la actualidad son
cuestionados como insuficientes por algunos especialistas.
Para Arturo
Goicoechea, antiguo jefe del departamento de neurología del Hospital de
Vitoria, norte de España, la fibromialgia está causada por una equivocación del
cerebro.
"Aunque no existe
una enfermedad, el cerebro actúa como que hay una. Lo que padece el enfermo no
son los síntomas de la enfermedad sino los síntomas de activación del programa
de enfermedad que tiene el cerebro frente a la enfermedad", explica.
"Todo esto sucede
a nivel inconsciente y el paciente es una víctima", dice, "vivir con
el programa de enfermedad activado es horrible", añade.
Pedagogía
del Dolor
El neurólogo español
dice que lo bueno es que la ciencia del dolor ha cambiado muchísimo.
Goicoechea explica
como hasta hace poco no tenían una idea aproximada de como trabajan las
neuronas.
"Desde la última
década del siglo pasado sabemos como trabajan las neuronas y las redes y
podemos buscar explicaciones dentro de un marco neuronal novedoso".
Según el neurólogo el
dolor se consolida con la convicción de enfermedad, pero se puede disolver
rechazando la tesis de enfermedad, soltando el lastre de las creencias y
expectativas que alimentan los sentimientos de enfermedad y recuperando el
estado de convicción razonable de salud.
Desde no hace mucho en
países como España, Bélgica, Canadá, Reino Unido y Australia se ha puesto en
marcha un programa llamado Pedagogía del Dolor donde se reune a pacientes en
grupos a los que se les explica qué es el dolor.
"Explicamos lo
que realmente es el dolor en términos neuronales y esa pedagogía hace que a
veces el cerebro reorganice sus decisiones de activación del programa y lo
desactiva y en consecuencia los pacientes mejoran", dijo el experto.
En Vitoria
"trabajamos con grupos en atención primaria y los resultados están siendo
excelentes. Se obtiene un 80% de mejoría y de ese porcentaje se puede hablar de
un 50% de curación".
"Nosotros no
damos medicinas sino explicaciones y conocimiento. De esta manera la gestión
del paciente y del propio cerebro de modo inconsciente se modifica a favor
suyo", añadió.
De todos modos
reconoce que todavía hay un largo camino por recorrer.
"Siempre es
complicado conseguir que los pacientes e incluso otros profesionales,
comprendan y admitan y colaboren en la aplicación de estos programas
pedagógicos".
Fibromialgia: cómo es vivir con la enfermedad del dolor
Reviewed by Staff
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